El Ciclo Vital Familiar y la etapa de la adolescencia de los hijos. Porque cambian tanto al ser adolescentes?
La familia como primer grupo social al que pertenecemos constituye un sistema abierto que interactúa con el exterior y que a su vez está constituido por un tejido de afectos, valores, creencias, sentimientos, patrones de pensamiento que conectan entre sí a sus miembros.
Carrasco (2000) define a la familia como :
Un microgrupo con dimensiones biológicas, psicológicas y sociales de alta relevancia en la determinación del estado de salud o enfermedad de sus componentes. En ese sentido, frente al problema clínico de una determinada persona no es suficiente que sea considerado como un fenómeno individual e interno, sino que los problemas de las personas pueden ser entendidos en conjunto con su contexto relacional y en un determinado contexto social (p. 1)
Como sistema , la familia se caracteriza por la sinergia, la cual es una propiedad de los sistemas en la cual el comportamiento de la totalidad del sistema es superior a la suma de sus elementos componentes. Esta integración de los elementos generan un resultado que maximiza las cualidades de cada uno de los elementos por separado.
Esta acción recíproca de las partes que componen el sistema permite la conservación y el funcionamiento de la totalidad del sistema familiar. En este sentido es importante resaltar que a la hora de hablar de ciclo vital familiar el desarrollo familiar tal como la afirma Carter y McGoldrick, (1989) ( como se citó en Beyebach, M., & Rodríguez, 1995) es algo diferente que la mera suma o yuxtaposición de las biografías individuales de los miembros de la familia ya que no es el individuo el que (con la familia al fondo) va atravesando una serie de etapas en el transcurso del tiempo, sino la familia como totalidad la que evoluciona (Friedman, 1980).
Para contrarrestar la tendencia al caos (entropía) los sistemas abiertos como la familia deben importar recursos, información o energía proveniente de su entorno por diferentes caminos para mantener un estado dinámico de equilibrio que no es sinónimo de estabilidad ni quietud sino más bien al resultado de cambios continuos en un proceso de autorregulación del sistema para adaptarse a los cambios del ambiente que son susceptibles a generar desequilibrio . De este modo la familia como cualquier otro sistema para adaptarse a una realidad dinámica y cambiante tiene períodos de estabilidad y períodos de inestabilidad y el paso de una etapa a otra hace aparecer la inestabilidad como en las etapas del ciclo vital.
La idea básica implícita en el concepto de ciclo vital familiar es que en todas las familias , y por “ familia “ debe entenderse en un sentido más amplio que aquel de la familia tradicional ( padre madre e hijos, sino igualmente constituida por uno de los padres y los hijos, uno de los padres y otros familiares, hijos a cargo de otros adultos incluso no familiares, las familias reconstituidas, las parejas homosexuales, las familias monoparentales, las parejas que deciden no tener descendencia; etc ) experimentan cambios a lo largo del tiempo y que estos cambios observan unas determinadas regularidades, en otras palabras, que se ajustan a como afirman Carter y McGoldrick, (como se citó en en Beyebach, M., & Rodríguez, 1995)un patrón previsible que se puede describir en términos de etapas
De igual modo, como se mencionó anteriormente, la característica cambiante de los sistemas abiertos permite a su vez que el ciclo vital familiar se transforme y evolucione constantemente con el paso de los años y a través de la historia, generando el concepto de ciclos vitales alternativos, con grupos familiares contemporáneos, con cambios en su estructura y dinámica familiar en comparación con las familias de épocas pasadas. De hecho, es cada vez menor el porcentaje de familias que se ajustan a lo que en los años 50 y 60 era el prototipo de familia en las sociedades industrializadas (Beyebach y Rodríguez, 1995, p. 66).
A continuación, se explicarán cada una de las etapas del ciclo vital familiar con sus respectivas crisis y las estrategias de intervención para afrontarlas; ahora veamos la primera de estas etapas, denominada el Desprendimiento, se puede definir como el proceso mediante el cual los miembros de la pareja deciden abandonar el hogar y la familia de origen; igualmente se debe tener presente que este será un proceso doloroso tanto para los miembros de la pareja como para sus familias, debido a que se está presentando una separación emocional dejando atrás relaciones e interacciones familiares. Consideremos ahora las crisis más importantes en esta etapa, la primera de ellas es la búsqueda de fusión, donde uno o ambos miembros de la nueva pareja no han logrado la individualización negándose a comprender que su pareja piensa de forma diferente y por esa razón deben buscar puntos de encuentro en la comunicación del sistema familiar dejando a un lado las intervenciones de las familias de origen. Otra crisis aparece cuando uno de los cónyuges asume que es el otro quien le dará solución a sus problemas y conflictos personales, al mismo tiempo que piensa que puede cambiarlo modificando su personalidad. Luego cuando se rompe la idealización del compañero que se elige aparece la desilusión y el desencanto amenazando la estabilidad de la nueva pareja.
En lo que se refiere a las estrategias de intervención que se pueden utilizar para afrontar las crisis de esta etapa, se partirá de la premisa que resalta que en la búsqueda del compañero de vida es primordial que ambos se complementen de manera recíproca por medio de una unión íntima, alcanzando una individualización con respecto a la familia de origen para que esta no intervenga en la toma de decisiones de la nueva pareja, es decir buscando siempre la consolidación de la relación de pareja. Además de alcanzar la capacidad de tolerar mediante una alianza de pareja las regresiones no patológicas del cónyuge. En el área sexual es importante lograr una armonía donde cada uno exprese sus necesidades con respeto y sin miedo a ser juzgado. Al mismo tiempo teniendo en cuenta que la sociedad influye en la interacción de los sistemas familiares, los cónyuges se deberán apoyar uno al otro para adaptarse a las exigencias del medio.
El encuentro es la siguiente etapa del ciclo vital familiar donde se formaliza la relación conyugal ya sea con el matrimonio o la unión libre, en esta fase se forma un nuevo proyecto de vida que incluye los lazos emocionales de cada miembro de la pareja y la renuncia a las necesidades individuales para lograr una coalición recíproca con acuerdos sobre lo que cada uno espera de la nueva unión y lo que está dispuesto a dejar atrás. Para soportar lo anterior Sager (como se citó Estrada, 2003) expone:
…tomaremos el término “contrato matrimonial” para referirnos a todos aquellos conceptos individuales de naturaleza conscientes o inconscientes que pueden ser expresados verbalmente o en alguna otra forma. Dichos conceptos tienen como tema principal lo que cada uno piensa acerca de sus obligaciones y deberes dentro del matrimonio, así como de los bienes y beneficios que espera recibir del mismo (p. 70).
En esta etapa inician aparecer las crisis cuando las expectaciones que se esperan del cónyuge resultan difíciles de cumplir porque sus necesidades son conflictivas y sus fantasías poco realistas, además de que las familias de origen se encuentran demasiado involucradas en la toma de decisiones de la pareja; A su vez, al no cumplirse los términos del contrato ignorándose la importancia de su construcción y cuando la pareja opera bajo contratos distintos aparece la desesperanza, la desilusión y el enojo trayendo consigo la idea de una ruptura o separación conyugal.
En el momento de llevar a cabo estrategias idóneas para la intervención de las crisis que caracterizan esta etapa la pareja dejará de lado la idealización inmadura para pasar a una idealización madura y actualizada, donde se resalta la capacidad para comprometerse, el valor de la lealtad, el respeto y el interés por la persona amada. Así mismo, es fundamental que durante el proceso de intervención se trabaje para dar solución a las problemáticas presentes en el área de identidad, sexual, económica y en el fortalecimiento del yo con el fin de que ambos esposos operen bajo el mismo contrato.
Habría que decir también que los rituales con el motivo de expresión y negociación de creencias son otro mecanismo de intervención que se puede utilizar para mitigar las crisis de esta etapa porque al ignorar la importancia de la construcción de un contrato es necesaria la manifestación, modificación e implementación de nuevas creencias dentro de los sistemas familiares.
Por otro lado, la llegada de los hijos es la tercera etapa del ciclo vital familiar donde ocurre la vinculación de un nuevo integrante a la vida en pareja, exigiendo al mismo tiempo una serie de cambios en el contrato y las reglas del matrimonio, reclamando con su llegada más espacio físico y emocional. La crisis en esta fase aparece cuando se pierden los espacios para compartir en pareja por las demandas de tiempo que exige el nuevo integrante, además que pueden surgir dificultades entre los padres en el momento de establecer pautas de crianza, ya sea porque no logran ponerse de acuerdo o porque las familias de origen están demasiado involucradas en la crianza del nuevo miembro de la familia. Se debe agregar que después del nacimiento de un hijo las exigencias económicas tienen un papel relevante para la pareja porque son una causa de desesperación y rupturas matrimoniales.
Teniendo en cuenta la crisis de esta tercera etapa la intervención se va a centrar en que ambos padres deberán ser flexibles para establecer una relación emocional con el nuevo integrante de la familia ejerciendo su nuevo rol de padres de la mejor manera, pero sin dejar de lado el apoyo mutuo que debe existir entre los dos para dedicarle tiempo a seguir cultivando y fortaleciendo el subsistema conyugal. También la pareja estará obligada a pactar acuerdos por medio de una alianza estableciendo reglas para crianza y educación de su hijo, por otra parte, no se pueden mezclar las dificultades económicas de la pareja con falta de cariño o desinterés sino trabajar en equipo para suplir las necesidades económicas.
En conclusión, la familia debe aceptar los cambios que el medio ejerce sobre su sistema familiar para que puedan adaptarse a las nuevas exigencias del entorno. “La meta del clínico, por lo tanto, no es lograr una homeostasis estática en la familia sino un sistema con la capacidad de moverse progresivamente de una etapa a la siguiente, por más dolorosos que esto pueda resultar “(Estrada, 2003, p. 42).
Cuando llega el momento hablar de los hijos en edad adolescente comienza la siguiente etapa, caracterizada por ponerse a prueba la flexibilidad del sistema familiar con las problemáticas que trae consigo la entrada a la adolescencia de un hijo, ya sea por los cambios hormonales, el papel privilegiado que tienen los pares en la toma de decisiones del adolescente, además de los problemas emocionales que son muy comunes en este período. Otra característica de esta etapa del ciclo vital familiar es la edad avanzada de los abuelos y los problemas de salud que los agobian, siendo motivo lo anterior de otra preocupación para el sistema familiar.
En consecuencia, a partir de los criterios enunciados en el párrafo anterior aparecen las crisis y dificultades de esta etapa, la primera de ellas es la sobreprotección que pueden ejercer los padres en la crianza del hijo adolescente sumado a los choques generacionales en la relación entre padres e hijos generando en algunas ocasiones una pérdida de autoridad frente a las problemáticas y el desarrollo del hijo adolescente, finalmente las dificultades propias de esta fase del desarrollo como es la adolescencia puede llevar a los hijos de la pareja a vincularse a un factor de riesgo biopsicosocial.
Con respecto a las estrategias de intervención que se pueden utilizar en esta fase, se puede evidenciar que una de las metas familiares debe ser que el adolescente logre madurez en su desarrollo para que pueda en un futuro forma su propia familia. Todavía cabe señalar que se hace necesario que la pareja renueve el contrato matrimonial con exigencias nuevas a partir del desprendimiento de los hijos, creándose entre ellos una relación emocional más fuerte y de apoyo mutuo que sirva para afrontar las exigencias del área social y cultural.
La adolescencia de acuerdo Estremero y Bianchi (2003) a es una etapa de grandes crisis para la mayoría de los individuos y las familias.Se producen grandes cambios en todos los integrantes del núcleo familiar y en la relación de éstos con el exterior.
El paso a esta etapa del ciclo vital produce crisis para las familias ya que se producen grandes cambios en todos los integrantes del núcleo familiar y en la relación de estos con el exterior. El adolescente en este momento está sufriendo cambios en su cuerpo, sufre una gran crisis de identidad y aparecen los caracteres sexuales bien definidos (cambios de voz, aparición de vello). El adolescente comienza a ampliar su contacto con el mundo exterior en el que se mueve, lugares donde los padres no son invitados a participar ya que está construyendo su identidad individual y diferenciada de su familia. Es una etapa de grandes turbulencias emocionales para el adolescente que atraviesa el desafío de transformarse en adulto (dejando la imagen idealizada de los padres de la infancia), definir su identidad sexual y conquistar cierto grado de autonomía en lo emocional y mental.
Además, las relaciones con sus pares (personas de su misma edad), su grupo, pasan a ser primordiales en la vida del adolescente . El grupo ayuda a elaborar todos los cambios que le van sucediendo y ayuda a separarse de sus padres. Es importante para el adolescente sentir que se puede alejar de su casa sin perder a los padres, lo que intenta confirmar con sus actos de rebeldía. Por momentos el adolescente se torna un ser de difícil manejo y comprensión por parte de los padres, la familia y la sociedad en general. No debemos olvidar que en esta etapa los padres a su vez están pasando por la crisis de la edad adulta media, momento en el cual aparece la incertidumbre de ya no ser joven, hay una evaluación de todo lo realizado hasta el momento en todos los planos y enfrenta a los padres nuevamente como pareja .
Los límites siempre son importantes para evitar que el adolescente se sienta solo, desamparado y que aparezcan conductas de riesgo para captar la atención de los padres (violencia, embarazos no deseados, drogas, etc.) para permitir la salida (desprendimiento) del adolescente del seno familiar de manera sana poniendo límites negociables (Estremero y Bianchi, 2003). Esto representaría dificultad y crisis para las familias aglutinadas dentro de las cuales Stierleng (como se citó en Hernández, 2017) una familia en la que actúan mayormente fuerzas centrípetas, las cuales se caracterizan por fomentar la participación de los miembros de la familia dentro del hogar, intentando siempre la permanencia de un individuo dentro del grupo, la fuerza es hacia adentro, evitando así la salida o la expulsión de uno de los integrantes del sistema familiar. La familia ante cualquier cambio puede experimentar la homeostasis que es la tendencia a la familia a mantenerse como están a fin de no generar cambios, aunque se encuentren en una situación de estrés y tensión.
Carrasco (2000) refiere al respecto que la etapa con hijos adolescentes suele ser considerada por diversos autores como una de las más difíciles dentro del ciclo vital de la familia. Es el período más «centrífugo» dentro del ciclo familiar. Es decir, es una etapa donde los distintos miembros de la familia cambian su orientación hacia relaciones extrafamiliares y las fronteras pueden volverse menos permeables que en etapas anteriores. Esta característica se nota con claridad en los típicos conflictos padres-hijos referidos a la defensa de la privacidad y de la autodeterminación por parte de los adolescentes, en contraposición al intento de los padres por mantener las pautas de relación de la niñez. Sin embargo, es importante considerar que el hijo adolescente también está viviendo tendencias «homeostáticas», en el sentido que mantienen conductas que reflejan sus necesidades infantiles de protección y control por parte de sus padres (p. 8).
Esto último debido a que el adolescente a su vez está pasando por un duelo de los padres de la infancia, ya que sus padres tampoco son los mismos de cuando ellos eran niños.
Para el adolescente es importante la presencia de los límites firmes (con posibilidad de re-negociarlos de acuerdo con el crecimiento, con espacio para que ellos experimenten y se equivoquen, teniendo la oportunidad de recurrir a sus padres si los necesitara)
Es esencial considerar que existe una gran influencia de la familia en el adolescente cuando este empieza su sexualidad, los cambios físicos y cognitivos aparecen en ellos creando o haciendo que el adolescente se retire o se vuelva ausente de los ambientes familiares y los padres aquí influyen indirectamente sobre la expresión sexual del adolescente hoy en dia en mi área de trabajo como sexologa el adolescente que está pasando por un conflicto interno sobre su identidad sexual en algunos casos visto los padres tienen gran determinación en la vida sexual de estos adolescentes los señalamientos y cuestionamientos que se generen o por el contrario la aceptación en la familia hará que el joven se sienta cómodo y exprese mejor su sexualidad o por el contrario se aparte de su vínculo familiar trayendo inestabilidad o crisi familiar; como profesionales en familia debemos de establecer confianza en el primer momento que tengamos contacto con los adolescentes y sus familias, esto permitirá que el joven se sienta más seguro y protegido, la llegada de la sexualidad en los hijos también causan conflictos , momentos de angustia o distanciamiento entre los padres aquí el autor señala que Las posibles respuestas de la familia hacía estas manifestaciones serían; la postula que la sexualidad emergente del adolescente estimula a sus progenitores lo que explicaría en parte el aumento en las relaciones extramaritales con parejas más jóvenes. Los padres excesivamente recatados pueden fomentar encubiertamente actuación del hijo como proyección de sus deseos estas situaciones dependen en cierto grado de amoldabilidad de la familiar; y si esto no ocurre se pueden desencadenar en conflictos destructivos para la familia. (Carrasco,2016,p.11)
Cuando los hijos se van la pareja adquiere otra dimensión en el área social y es necesario, por lo tanto, continuar apoyando las defensas sociales adaptativas, con objeto de seguir funcionando en el seno de la exigente sociedad, siempre en transformación (Estrada, 2003, p. 118).
Es importante como futuros especialistas en familia abordar temas relevantes y de gran conflicto hoy en día en las familias como lo es la sexualidad, identidad de género contenido que preocupan a los padres más que a los hijos , resultando ser motivo de controversias que deben ser tratados por el especialista bajo una mirada y orientación científica.
Articulo escrito por:
Carolina Devia
Lizeth Cuesta
Sonia Garcia
PSICOLOGAS ESPECIALISTAS EN SISTEMAS FAMILIARES
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